lunes, 18 de agosto de 2014

Y sí era... o más o menos.



Foto: informaticabasicaitm1.blogspot.com

Pues no estaba tan errado. Sabía que la historia que me había contado el Hermano Mediavilla era cierta y no fue algo que me inventé.
También sabía que tenia alguna relación con un español y que era relativo a un náufrago.


Lo que no me acordaba era que si era extraída del libro de Robinson Crusoe o de Tradiciones Peruanas.


Ahora que terminé el libro  y que investigué un poco encontré la historia y sobre el personaje, quien inspiró a Daniel Dofeo a escribir su obra:


El Inca Garcilaso de la Vega, en su libro Comentarios Reales de los Incas (1609), narra el relato sobre las peripecias de Pedro Serrano:

Al cabo de los tres años, una tarde, sin pensarlo, vio Pedro Serrano un hombre en su isla, que la noche antes se había perdido en los bajíos de ella y se había sustentado en una tabla del navío y, como luego que amaneció viese el humo del fuego de Pedro Serrano, sospechando lo que fue, se había ido a él, ayudado de la tabla y de su buen nadar.
Cuando se vieron ambos, no se puede certificar cuál quedó más asombrado de cuál. Serrano imaginó que era el demonio que venía en figura de hombre para tentarle en alguna desesperación. El huésped entendió que Serrano era el demonio en su propia figura, según lo vio cubierto de cabellos, barbas y pelaje. Cada uno huyó del otro, y Pedro Serrano fue diciendo: “¡Jesús, Jesús, líbrame, Señor, del demonio!”.


Fuente: Wikipedia






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