Siempre me llamó la atención el movimiento interno de las cocinas de los portaaviones y barcos, incluso la de los submarinos. Para su servidor era un mundo bien coordinado donde, a la carrera, se hacían los mejores platos.
Cada vez que veo una película de marinos sin querer me pongo a pensar: ¿y donde está la cocina? No sé si sea el hambre o la curiosidad pero me inquieta saber donde y cómo es la cocina. Algo parecido sucede cuando uno visita una casa y el anfitrión permite acompañarlo hasta la cocina. Uno se da cuenta de cómo es el modus vivendi del personaje.
Viene esto a que recientemente la agencia de relaciones públicas Doble Vía me permitió visitar las nuevas cocinas de Pollo Campero en Santa Amelia, zona 16. Estas son de lo último que hay en Guatemala, según me contaron. Si bien la tecnología actual se concentra en lo aeroespacial, militar y medicina, en su orden, la tecnología de restaurantes es la cuarta más importante y más desarrollada en el mundo.
Un horno que bien puede asar, freir, cocinar al vapor, calentar y hornear en cualquier momento es algo interesante para ver... más si hace todo esto con unos 15 pollos enteros. Otro aspecto interesante es el orden. El cocinero tiene todo a la mano. Digo todo porque la persona no debe moverse demasiado de su lugar para ir a traer los implementos. Los cuchillos -esos bellos cuchillos que tienen un filo increíble- están bien protegidos y ordenados por color: verde para vegetales, rojo para carnes, etc.
Las alfombras utilizadas en las cocinas no solo evitan los resbalones sino son anticansancio. Bien pueden conseguirse una de esas para la cocina de la casa y verán que ayuda un montón. Háganlo, yo ya lo hice.
Por último, las freidoras de papas fritas. En segundos fríe una buena cantidad de papas fritas sin ningún problema y sin ningún riesgo de quemaduras. La preparación de papas fritas me recordó un pasaje de mi vida en un restaurante de hamburguesas en la zona 9.
Resulta que mi mamá iba al doctor frente a este restaurante de color rojo y amarillo con una M grande y nosotros, los tres hermanos de 14, 10 y 7 años, nos fuimos a esperarla en el restaurante.
Claro, eran otros tiempos y tres niños pasándose la calle y entrando a un restaurante solos no era nada peligroso. No sé si fue por curiosidad o por verdadera vocación pero la encargada del restaurante llego a nuestra mesa y nos preguntó: ¿quieren conocer la cocina?
Tres hermanos que llegan a comer papitas fritas y conocen como las preparan salieron contentos ese día y le contaron todo a sus papás. Yo lo que recuerdo es eso y que las papás todavía sin pelar estaban en una pila lavándose y que se tardaban en prepararse un poco más de lo que se tardan ahora.
Hoy, los dos hermanos son ingenieros en alimentos y el más pequeño... bueno, a el le gusta cocinar y las cocinas de los marinos.
Fotos cortesía Pollo Campero